Los Beau, una numerosa familia en la que cada miembro es especial y va a darnos muchas alegrías. Porque una cosa es crear personajes interesantes, un argumento más o menos decente y un romance chulo, y otra es mezclar a los miembros y dotarlos de una fuerza y un atractivo que te enamoran. Lo hizo en la primera entrega de la saga, La diversión de desafiar a lord Herbert, ha vuelto a hacerlo en este, y estoy segura de que lo hace en todas y cada una de las entregas (que me estoy leyendo sin orden).
¿Qué decir de Esther? Un personaje que no solo atrapa desde el primer momento, sino que se sale de las actuaciones convencionales de la época. Como todas las mujeres de la autora: decidida a conseguir lo que quiere, protestona cuando no está de acuerdo en algo, terca como una mula irlandesa… Cariñosa con los suyos, capaz de sacrificarse por ayudar, generosa. Y dispuesta a no casarse por cumplir con el rol que le ha tocado vivir. Sobre todo, resuelta a evitar, sea del modo que sea, el cortejo de un hombre del que no se fía un pelo, por mucho que le guste más que el chocolate. Y si tiene que ponerle una pistola en las narices, pues se le pone y fin del asunto.
Arthur Candem, vizconde de Sterling, no es un espía, pero su padrino, nada menos que Robert Banks Jenkinson, segundo conde de Liverpool, lo mete en un embrollo del que no sabe cómo salir. Por eso acompaña a todos lados a lord Gardon, un hombre detestable. Por eso también se acerca a Esther, evitando que el otro se le adelante. Y por eso, casualmente, está a punto de perder a la mujer de la que acaba enamorado. Menos mal que recibe ayuda para recuperarla y… Lo siento, mis labios están sellados, no pienso deciros quién mete baza en este asunto, pero os va a encantar.
Una más de las sensacionales novelas de esta autora donde disfrutar de unas conversaciones llena de chispa, donde te pasas sonriendo desde el primer capítulo, donde las situaciones en las que se encuentran los protagonistas son, a veces, tan disparatadas, que te obliga a preguntarte: ¿cómo diablos lo hace Ruth para salir del aprieto como una reina? Es que la que sabe, sabe, y está todo dicho.
Como siempre, no paséis por alta la “nota de autora” porque arranca la carcajada. Una nota de autora “muy Ruth M. Lerga”.
Por último: gracias por dedicarme esta historia. No lo merezco, pero me ha hecho una ilusión tremenda y sigo dando saltos de alegría.
Nieves
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