Me maravilla el modo en que esta escritora consigue meterme su Málaga de otros tiempos, jugando con descripciones casi imperceptibles pero que calan, situándote donde ella quiere que estés. Lo hace tan fácil que ni te das cuenta, pero de pronto te encuentras en el XIX, rodeada de damas con vestidos largos y caballeros con sombrero de copa. Y me encanta también cómo juega con las palabras a lo largo de la novela.
No es este el primero libro que me leo de esta serie, y tengo que decir que me ha gustado más incluso que el anterior.
Samuel es un hombre con un montón de problemas: ha heredado el ducado, no hay dinero, quiere mantener a flote El Azahar, y debe vigilar a sus hermanos. Cosa nada fácil puesto que uno de los varones es un bala perdida y ha de casar nada menos que a tres hermanas (espero leer acerca de todos). Por eso decide ira a Málaga, a casa de su primo Rafael, e invertir lo poco que les queda en un negocio. Claro que con lo que no cuenta es tener que luchar a capa y espada con una señorita de San Sebastián, con más redaños que cualquier hombre. Me ha encantado su forma de ser, su paciencia, sus dudas y su maravilloso modo de reaccionar al final.
Leira es una dama de armas tomar. Huérfana de padre y madre, ha decidido que nadie va a llevar sus asuntos, que es capaz de dirigir sus propios negocios. Y si para ello ha de pelear con hombres, lo hace; si tiene que soportar que hablen de ella, hace oídos sordos; si le dicen que una mujer no vale para ese tipo de actividades, les demuestra lo contrario. Por eso va a Málaga para entrar en un negocio. Y claro, tampoco cuenta con que un estúpido despistado le arruine vestido y botines haciendo que pise un desperdicio de caballo. Desde ese momento, le declara la guerra.
Rafael, el primo de Samuel, es un personaje muy agradable, cercano, que trata de ayudar siempre y tiene un punto de vista hacia los negocios con mujeres muy alentador para aquella época. Me hubiera gustado conocer a su esposa.
En cuanto a Luisa, pues es un secundario muy bien colocado, en los momentos justos, y con un desarrollo a más que me ha gustado.
A Juan, directamente, le habría roto la cabeza. Ya me entenderéis si leéis la novela. Pero era necesario que apareciera para darle a Leire el empuje definitivo hacia el amor.
Por todo lo dicho, os recomiendo este romance lento, repleto de miradas, de sonrisas y roces de mano. Porque, además, os vais a divertir de lo lindo con las discusiones entre los protagonistas.
Nieves
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