Tras leer la primera entrega de esta serie, me picaba el gusanillo por saber del personaje de Jane. ¡Y qué historia tan entretenida me he encontrado!
Ruth M. Lerga retrata como pocas la época de inicios de XIX. La cantidad de datos que aporta sin que lo notes, entre conversaciones y chascarrillos de los personajes, entre ida en coche y vuelva paseando de los mismos, me deja alucinada. Son pequeñas cuñas que te sitúan de modo inmejorable en aquellos tiempos, de modo que entiendes mejor todo cuanto ocurre alrededor de los protagonistas. Me quito el sombrero, de verdad.
A muchas les parecerá que el amor a primera vista no existe. Pues existe, doy fe de ello. Y en esta novela lo hay: un primer beso y ambos se quedan prendados del otro. Pero no por sentir él que quiere casarse con Jane sin importarle si tiene o no buena dote (lo que le hace falta para sacar a su clan adelante), no por sentir ella que Malcolm es el hombre que estaba buscando, dejan de lado sus principios.
Jane parece una muchacha tranquila, que acepta su futuro con paciencia, que admite casarse con un hombre que es casi cincuenta años mayor que ella; acepta las normas y punto. Sin embargo, es una mujer con temperamento, y lo vamos viendo a lo largo de la novela, cuando le dan la oportunidad de buscar otro tipo de matrimonio. Ella impone sus condiciones, no está dispuesta a ser un mero objeto ante su futuro marido.
Malcolm es uno de esos hombres a los que no debería nadie dejar de escapar. Necesita dinero para restaurar su castillo y poder dar una vida digna a su clan y a los dos clanes que se han unido a él. Pero no está dispuesto a casarse engañando a su futura esposa, antes prefiere la ruina. Me ha gustado este personaje porque, paso a paso, vamos viendo cómo piensa y lo que está dispuesto a ceder para casarse con Jane.
Los amigos de Malcolm son estupendos, les he tomado cariño enseguida. La madre y la tía de Jane, dos mujeres extraordinarias a las que se quiere también de inmediato. Ni uno de los secundarios sobra, son perfectos para la trama.
Y una vez más, no nota de autora de Ruth, que no podéis dejar de lado: cercana, directa y muuuuuuuuuuy divertida.
Nieves
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