Desde luego, la imaginación que demuestra Mayeda Laurens al sacarse de la manga a una protagonista que tiene una granja de cerdos, es increíble. Y es que ese modo de vida da para algunas escenas la mar de graciosas. Además, lo narra de tal modo que la muchacha es una heroína de los pies a la cabeza. Lo hace tan bien que incluso he olido el «perfume» de los gorrinos mientras se me formaba una sonrisa en la boca.
Por otro lado, volver a encontrar a Sandra y a Mac, los protagonistas de Terapia para un Ceo (de la serie Cinco chicos con suerte), ha estado genial.
Si pretendéis encontrar en esta novela un héroe de esos que quitan en sentido porque son morenos de ojos verdes, altos, fornidos y riquísimos, no vais a encontrarlo. No todos pueden ser caballeros de brillante armadura, a veces son solo caballeros de armadura naranja, como es el caso de Rubén, veterinario de pueblos, pero con un sueño especial. Lo que no quita para que se le tome cariño desde el principio. Posiblemente por sus inseguridades. También porque arriesga todo por ese sueño, sacrificando el amor.
Bárbara, por el contrario, es una muchacha con una fuerza increíble. Ella sí que es capaz, por amor, de abandonar su deseo de convertirse en veterinaria, obligándose a permanecer cuidando a los cochinos.
Esa una novela de superación, tanto por parte de Rubén como por parte de Bárbara. De coraje, de sueños no alcanzados y de segundas oportunidades. Ninguno ha olvidado al otro, a pesar de todo lo ocurrido en sus años de separación, se siguen amando. Así que, cuando la vida les pone de nuevo frente a frente, ¿por qué no perdonar y seguir el camino que, como Sandra dice, han formados para ellos las estrellas?
Una novela fresca que me ha gustado muchísimo.
Nieves
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