Primero fue El beso del cowboy. Luego, Mi highlander favorito. Ahora El juego del canalla. Las tres estupendas y divertidas, pero esta tercera entrega me ha conquistado del todo.
En el primer viaje al pasado en el temático Odissey Park, ya conocí a la protagonista de la actual historia, Dana Thorne; una muchacha directa, algo descarada, inteligente y decidida, que me causó muy buena impresión. Me quedé con ganas de saber más de ella y agradezco a la autora que me haya dado el gusto. Porque en El juego del canalla he conocido a Dana en toda su salsa. Una periodista que, ya desde el principio, intuía que no quería solo pasar una semana en el parque, haciéndose la idea de ser una dama victoriana. Es un personaje que atrapa, te ríes con sus salidas, con su modo de actuar y con lo mal que se lo hace pasar al protagonista.
El “contrincante”, otro personaje de novelas anteriores por el que ya estaba yo colada coladita: Gary Butler, el encargado de controlar todo lo que pasa durante esos días de vacaciones de los clientes. También estaba esperando conocer su propia historia, aunque no imaginaba que iba a ser tan divertida, y que él se iba a convertir en todo un caballero de aquella época, a la vez que en un canalla maravilloso.
En esta novela, la autora ha conseguidos dos cosas a la vez: enviarnos a la época victoriana, meternos en sus salones de baile, en sus paseos por los parques, en las modistas… Y, además, hacernos partícipes, a lo Sherlock Holmes, de la investigación de un crimen rodeado de secretos familiares, dinero y odio. Una mezcla perfecta para que no despegues los ojos de la novela.
Por completo recomendable. Ojalá hubiese lugares como Odissey Park para poder viajar en el tiempo, como lo hacen los protagonistas de esta serie.
Vamos, que no me pierdo la cuarta entrega, la historia de Alison y don Pomposo. Ya estoy deseando leerla.
Nieves
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