El secreto de Malcom, segundo libro de la trilogía (aunque yo me lo leí el primero), me encantó. La joya de Meggernie, la historia de la hermana, le enganchó del todo. No podía quedarme sin saber lo que le pasa a Niall, el hermano gemelo de Malcom.
Yo, desde luego, recomiendo leerlos por orden, porque es un modo de saborear mejor esta trilogía.
Los personajes secundarios de El destino de Niall son tan estupendos como los secundarios de las otras dos novelas, y no voy a negar que me ha enamorado Morag, como también lo ha hecho la antigua nana de los gemelos (ya veréis el motivo cuando leáis la novela).
Rosslyn es una muchacha de carácter dulce, pero de fuertes convicciones, que ha crecido alejada del ámbito familiar. Es por eso, acaso, que empatiza por completo con el problema de ese hombre rudo, tozudo y agrio en que se ha convertido Niall MacGregor. Está dispuesta a que retome su anterior vida y le ayuda a conseguirlo.
Niall es todo un guerrero, como su hermano. Los acontecimientos sucedidos en Meggernie hacen que la culpa y la vergüenza lo afecten hasta tal punto que se olvida incluso a qué familia pertenece. Rosslyn será la encargada de ir abriéndole los ojos y conducirlo por el camino de su propio perdón. Porque nada ha sucedido como él imagina.
Volver a encontrarme con Willow y su esposo, con Malcom y Lena, y con algunos antiguos camaradas de Niall, ha sido estupendo.
A mi modo de ver, esta novela es un broche de lujo a una trilogía que roba el corazón.
Nieves
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