Me quejaba de que el anterior de esta bilogía era terrible, pues este es todavía mucho peor.
Empecemos por lo menos malo: es largo más que un día sin pan, hay trozos pesadísimos y totalmente innecesarios. Es lo que se dice alargar un libro sin ningún motivo... salvo que la autora tuviera la obligación de entregar un número determinado de páginas. Tengo la sensación de que esta es una de las primeras novelas de la autora, que le faltaba práctica y técnica y, quizá, estaba convencida de que esto es lo que hay que hacer para que un libro sea estupendo. Por fortuna, fue aprendiendo y ahora no escribe mamotretos infumables.
Partimos de un protagonista que en el libro anterior es un asesino y un ser malvado. En esta novela, claro, tiene un pasado que justifica todo lo malo que ha hecho, pero con todo y con eso, sigue siendo egoísta y manipulador, hasta que, en una tercera parte de la historia, la autora da un giro paranormal a la novela y como si se hubiera dado un golpe en la cabeza, se despierta convertido en otra persona: ¡casi un ser de luz!
La protagonista femenina es una mujer con un carácter fuerte y casi indomable, pero cuando el protagonista le pone una mano encima se derrite, ¡y eso que está profundamente enamorada de otro! Con todo, casi es la más creíble de la historia.
El malo en discordia parece un pelele que solo necesita dinero, pero en el último momento se le va la pinza de aquella manera... Bueno, de la manera necesaria para que la autora pueda poner punto y final de alguna forma a la historia, porque parecía ya un folletín de esos que ponen en la tele en las sobremesas por entregas.
La ambientación es todo de un lujo apoteósico, no en vano, el protagonista es un príncipe ruso condenado al exilio que viaja con una décima parte de su fortuna, pero que tiene con ella para vivir diez vidas. El exilio lo vive en Inglaterra, pues cuando conoció a la protagonista esta tenía 13 años y se quedó prendado de ella. Volvemos a rozar una línea roja por la que la autora pasa por encima de puntillas, dado que, aunque cuenta esto, espera hasta que ella tiene 20 años. Otra vez, como en la primera novela, la diferencia de edad es muy grande: una niña y un hombre hecho y derecho, con un montón de vida vivida.
Y como a la autora no le debían parecer muchos los frentes que tenía abiertos: un protagonista malvado, traumatizado y asqueado de todo, un trasfondo paranormal en la trama, un matrimonio basado en el deseo arrebatador y salvaje y un pretendiente pusilánime despechado y amenazado que de repente se envalentona, pues dando un giro de tuerca se saca un nuevo personaje de la manga para irrumpir en la vida de la pareja y tener un hilo más del que tirar y cerrar.
El resultado es una novela eterna, pesada, increíble a ratos, sobrada de páginas (¡de muchas páginas!) y lo peor que, desde mi punto de vista, ha escrito la autora.
Yo no aconsejo su lectura, sobre todo porque la autora tiene libros maravillosos y buena gana de amargarte la vida como he hecho yo... pero ya que lo había comprado...
Mailo
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